∙ Es su forma de comunicarse
DE: FACILISIMO.COM
¿Por qué mi perro no deja de ladrar? ¿Me
está pidiendo algo o simplemente quiere llamar mi atención? Antes de responder
estas preguntas, deberíamos tener en cuenta que el ladrido es una forma de lenguaje canino que
nuestros amigos poseen. El único motivo del ladrido es el querer decir algo,
asustar a alguna posible amenaza, provocar el juego o centrar nuestra atención hacia
ellos, es decir: comunicación.
Muchas son las personas que padecen el ladrido excesivo de
los perros ya sean como dueños o vecinos, motivo que lleva a crear enemistades
o incluso el odio hacia los perros en el caso de terceras personas.
UNA FORMA DE EXPRESARSE
El ladrido es la vocalización más
habitual que el perro posee. Ya desde sus ancestros, el lobo utilizaba este
medio de expresión como señales de alarma para organizarse entre ellos. Hoy en
día los perros han aumentado la cantidad de ladridos fomentados en gran parte
por la labor de guarda que el hombre ha desarrollado en ellos.
Los perros utilizan su boca de forma parecida a nuestras
manos: obtienen el tacto, el gusto y la utilizan para trasladar
objetos. Su diccionario se basa en el ladrido que utilizan como medio de
comunicación. Dentro de este diccionario cánido encontramos el aullido como
forma de lamento o llamada a la manada, el gruñido como aviso
o señal de corte, el gemido como placer o dolor y el ladrido como fuente más
generalista de su comunicación verbal.
Genéticamente también está comprobado cómo los descendientes heredan este
tipo de comportamiento, además de que lo ven desde cachorros de su madre o
padre y ya lo empiezan a aprender, y por tanto lo ven como algo normal y
un medio habitual de actuación.
EL LADRIDO Y LA ANSIEDAD
El ladrido como medio de ansiedad es uno de los problemas más
habituales, incluso me atrevería a diagnosticarlo como la enfermedad de los
perros de los últimos años, que por desgracia viene siendo cada vez más
habitual. En este caso, lo mejor es ponerse en manos de un profesional si
creemos que nuestro perro puede tener ansiedad por separación, y en dos o tres
sesiones aproximadamente veremos que esos ladridos en forma de desesperación empiezan
a desaparecer.
Otra variante que nos encontramos son los perros demasiado
vocales o expresivos, todos aquellos que ladran a casi todo sin tener un origen
aparentemente normal o lógico y a cualquier hora. Normalmente
estas acciones vienen precedidas por una frustración que tuvo
en el pasado nuestro compañero o que está viviendo. Pueden ser cosas como un
cambio de domicilio, cambio en su rutina diaria o falta de atención, pero
cuidado con esto último, nunca se debe confundir con ansiedad
aunque viene mostrando síntomas parecidos.
La llamada de atención es otro motivo
mediante el cual el perro quiere centrar nuestra atención en él. Ahora bien, si
nuestra decisión es regañarle por ladrar para cortar el efecto, conseguiremos
justo lo contrario, es decir, él verá que le estamos haciendo caso, aunque sea
de forma negativa. Lo mejor en estos casos es ignorar este
comportamiento no deseado, y en no demasiado tiempo y algo de paciencia esos
ladridos irán descendiendo.
LADRIDOS CONTINUOS
Otro patrón que cabe destacar del porqué del ladrido en
algunos casos, es el de perros con instintos de guarda o un territorio el
cual deben proteger de su manada, vivienda o enseres. Muchas veces damos con
perros que son verdaderos guardianes y otras con perros
denominados como 'falsos guardas' que, influenciados por el miedo, deciden
alarmar mediante el ladrido para que esa posible amenaza aprecie su presencia y
así evitar el acercamiento o intrusión.
¿Qué puedo hacer para que mi perro deje de ladrar
continuamente? Lo primero es identificar el motivo del porqué
de esa reacción en algunas de las opciones que he mencionado anteriormente,
seguir los pasos recomendados y, en caso de duda, ponerse en manos de un
profesional, pero nunca se debe experimentar con nuestro
perro.
El uso de collares electrónicos es apto para
territorio, costumbre o guarda, pero atroz en caso de ansiedad o llamada de
atención. Dichos collares sólo deben manejarse bajo la aceptación y
asesoramiento de un profesional, y con unas pautas marcadas, pero nunca
por el mero hecho de que nos moleste que nuestro perro ladre.
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