JOSÉ
JUAN BALCÁZAR
PASOS
EN LA AZOTEA
La diatriba, filípicas, o mera madriza en
medios a Carlos Morales tiene una lectura que va más allá de lo que se
denuncian como casos en apariencia desligados: evidencia un temor fundado en
relación con las elecciones del próximo año. Es normal, podría decirse, que eso
pase. Lo que no es normal es que se socave al gobierno de Manuel Velasco en
aras de bajar del caballo a quien ni siquiera se ha subido y está metido en su
encomienda que es la política ambiental, y que está haciéndolo muy bien.
Si un colaborador del actual gobierno hay
que ha trabajado de manera discreta, sin alardes de ninguna naturaleza,
empeñado en sacar adelante una tarea fundamental de un gobierno surgido del
Verde Ecologista, es precisamente Carlos Morales Vázquez, que dicho sea de paso
en las elecciones pasadas alcanzó la nada despreciable cantidad de votos que
rondan los 80 mil, todos reales, ninguno inyectado, inventado o sacado de la
manga, lo que explica que se tomen la molestia de intentar amedrentarlo.
Es normal que se arme una estrategia desde
partidos opositores, desde adversarios conjurados, pero no desde la misma
trinchera. ¿Cuál es el miedo? Que se sepa, el titular de la Secretaría de Medio
Ambiente no está buscando la dirigencia de su partido ni la candidatura a
ningún cargo de elección popular, que siendo realistas podría ganar con la mano
en la cintura cualquiera de las cinco posiciones que estarán en juego, pero
hasta ahora no ha dicho esta boca es mía ni se advierte que use su cargo para
tal fin.
En el tablero político el gobernador moverá
sus piezas como considere pertinente. Eso queda claro. Si le queda claro a los
de afuera, ¿por qué no habría de quedarle claro a los de adentro, a los que
militan en su propio partido? He ahí que salta la duda ¿por qué tirarle a matar
políticamente cuando podría ser factor de triunfo, de unidad y de consolidar la
oferta política? A menos que la intención sea debilitar por completo a la
izquierda y beneficiar, por ejemplo, al que se ufana de ser el dedo chiquito de
Manlio. ¿Será?
--Al que ya le gustó la gran vida que se da
como líder sindical, es a José Luis Díaz Selvas, que una vez que se prendió de
la teta ya no quiere dejarla ni a madres.
Será pendeco, como dice Lupe.
En maldita la hora el pastelero Víctor Hugo
Zavaleta Ruiz lo impuso como su sucesor en la sección 50 del Sindicato de
Salud.
Desde entonces no ha soltado la mamazón.
Se reveló contra su padre putativo y ahora,
luego de dos periodos, busca reelegirse.
Pos sí, en ningún lugar, siendo un médico
de medio pelo, va a tener los privilegios que tiene como líder sindical.
Ni de chiste quiere regresar a su vida
jodida de empleadito.
Lo malo es que ya les tomó la medida a las
autoridades de salud, que los ha engañado y usado a su antojo.
Recurrió, como otros bandidos, al cuento de
una enfermedad terminal para ablandar el corazón de los que dicen sí o no.
Dijo que tenía una enfermedad incurable y
que por tanto iba a dejar, incluso, la dirigencia antes de concluir su periodo.
Una vez que se ganó la misericordia de la
gente, sacó las uñas y mostró una vez más el cobre.
Ya envalentonado, con el apoyo de un tal Cecilio
Culebro, está decidido a reelegirse por tercera vez.
Ni que tan bonito estuviera.
Eso acarreará al gobierno, sin deberla ni
temerla, más problemas que beneficios.
¿Y tiene el gobierno necesidad u obligación
de estar solapando a tan desacreditado personaje?
Pero son conflictos ajenos que al final
caen en el gobierno y tienen que solucionar.
En fin, la última palabra la tienen los que
hacen la operación política y los sindicalizados que votan.
Y no hay más salida: ¿O quieren un
consumado traidor como líder o una nueva propuesta renovada y comprometida?
--Ayer trascendió que el presidente de la
Junta de Conciliación y Arbitraje, Carlos Martínez Vázquez, fue cesado del
cargo.
Se dijo que luego de haber sido detenido
hasta las manitas de pedo y de armar borlote, decidieron darle aire.
Además, anduvo pedorreando que se lleva de
piquetes de nachas con los más trinchones del poder local, lo cual no es
cierto.
En su infinita soberbia etílica puso de
patitas en la calle a todos los polis que osaron echarle el guante.
Y la neta no sólo por eso debieron
correrlo, sino por su pésimo trabajo en la Junta.
Ahora sólo falta que acuda al Tribunal
Burocrático para exigir que lo reinstalen o indemnicen por despido
injustificado.
Capaz.
Lo que hay que reconocer es que no lo
corrieron desde el mismo día que armó el escándalo en una palapa cuyo nombre
está pasado de moda.
Eso de llamarse Palapa del Negro es del
sexenio pasado, ahora todo es Güero.
A wiwi.
Debe reconocerse, pues, a sus superiores
que no lo despidieron sino hasta que le pasó bien la cruda.
Dejaron que reposara su cruda todo el
domingo y que sacara todos sus tiliches el lunes y ayer martes le dieron palo.
Pa’ que se eduque.
La cuestión es ¿qué chingaos les cuesta ser
un bolo humilde, bonachón y alegre?
No que ahí andan de prepotentes, de
rasquitas y de sentirse los muy influyentes.
Por eso, la moraleja es: compañeros bolos
que trabajan, cobran o viven del presupuesto, no hagan pendejadas.
Tan bonito que es tomar su traguito en
santa paz.
--El diputado Harvey Gutiérrez está
metidazo en las tareas propias de su encomienda legislativa, pero sin descuidar
su compromiso en el IAP.
Eso ha permitido que el Instituto de
Administración Pública tenga hoy una presencia definitiva en la
profesionalización del servicio público.
El contador Harvey es un activo en materia
educativa que ha dado a Chiapas nuevas oportunidades académicas.
Y también en el ámbito empresarial ha sido
un factor de desarrollo y generador de empleos.
En lo político se ha abierto paso en una
olla de alacranes y víboras a los que ha ganado con votos y trabajo.
Nada le ha sido dado de gratis.
Ahora despunta como presidente del IAP cuyo
centro es reconocido como formador de maestros y doctores en administración
pública.
Obvio es que tenga sus detractores que
quisieran verlo derrotado, en la lona, pero no es así.
Tan campante sigue su ruta en los ámbitos
donde ha tenido una carrera exitosa.
Y eso, a algunos les da meyo.
Ichi.
--Por más que quisieron congraciarse
cambiándole de nombre a su colonia, un grupo de invasores fueron desalojados
ayer en el oriente de Tuxtla.
Simplemente se aplicó la ley y se devolvió
a su legítimo dueño el predio invadido.
Se reconoce que hay pobreza y necesidad de
viviendas, pero de eso a que unos vivales se aprovechen, hay mucho trecho.
Lo mejor es que el desalojo se llevó a cabo
sin macanazos ni heridos.
Se privilegió el diálogo y se impuso la
razón.
Los invasores ahuecaron el ala y lo que
sigue es llamar a cuentas a los líderes que siempre sacan provecho de la gente
humilde.
Por un lado nadie puede apropiarse de lo
que no le pertenece.
Por otro lado, si ya habían nombrado a su
colonia de paracaidistas Gabriel Gutiérrez, ¿por qué le cambiaron de nombre?
¿Acaso pensaron que poniéndole Manuel
Velasco Suárez a su coloña iban a tener la protección o serían beneficiarios de
la impunidad?
Pues ya se vio que picaron chueco.
--Excelentes las jornadas sobre democracia
puestas en marcha por el IEPC para celebrar los 20 años de su fundación.
El presidente del Instituto de Elecciones y
Participación Ciudadana, Adrián Sánchez, ha hecho una amplia convocatoria.
Ayer la diputada local Mirna Camacho
asistió al encuentro y dijo que en la nueva ruta democrática las mujeres
jugarán un papel fundamental.
En efecto, los temas son diversos y todos
tienen que ver con las libertades y la igualdad de mujeres y hombres.
En democracia nadie es más ni nadie es
menos, basta con cumplir 18 años para tener los mismos derechos.
Es por eso que la construcción de
ciudadanía es uno de los temas que más llaman la atención.
Chiapas ha sido laboratorio de grandes
experiencias en la historia democrática de México y esta vez está llamado a lo
mismo.
Mucho se espera de la adecuación del marco
electoral del estado para cumplir con el mandato constitucional federal.
Las expectativas son mayúsculas y la tarea
de los legisladores tiene que atender ese reclamo.
La apuesta democrática tiene que ser de
largo alcance en donde haya más aplausos que recriminaciones.
Las reformas en la norma federal dan pie a
que se ajuste, se corrija y se vaya más allá del mero interés electoral.
--AVISO
INOPORTUNO.
Se aclara que Carlos Enrique Martínez
Vázquez, que cobraba como titular de la Junta de Conciliación y Arbitraje, no
es un viejo lobo de mar, sino un bolo de mar o, como dice Noquis en su Canto a
Chiapas, debió brotar del mar ebrio de espuma, pero de espuma de cerveza.