Por: Carlos Moran.
A Eduardo Ramírez, por supuesto.
Me gustó el gesto del gobernador Eduardo Ramírez, al portar un traje indígena para dar el grito de independencia; el ritual de la vestimenta fue un gesto de sencillez y solidaridad con los indígenas.
Los indígenas que siempre han sido usados como materia prima para atraer turismo, la noche de anoche, tuvieron el honor de vestir a un hombre que dejó la guayabera del modisto chiapaneco, para aparecer como los suyos, a los que también representa.
Nadie esperaba este cambio y por supuesto, no es algo sencillo y fácil porque todos los alcaldes sueñan con esta noche para aparecer con una guayabera de Mayorga o presidencial.
Una noche en la que, gracias a poder puede brindar una cena y lanzar fuegos artificiales, como si fuese su fiesta privada pagada por el pueblo.
Anoche nadie recordó el tema de la basura que ya es un tema de salud en Tapachula. Anoche el pueblo se dejó consentir, a pesar de la lluvia que intentó eclipsar la noche, tuvo Tlaloc un poco de misericordia, inmerecida, pero la ofreció.
En cambio Eduardo, el famoso jaguar, cambió la historia con este gesto solidario al vestir un diseño hecho a mano por modistos indígenas, y sobre todo, se dejo vestir demostrando sencillez y humildad.
Claro que, muchos alcaldes tal vez lo hayan criticado, sobre todo aquellos que, se sienten hechos a mano, a pesar de que el pueblo los repudia y no han hecho un papel digno.
Anoche Eduardo Ramírez, atrajo todos los reflectores nacionales y le cumplió a los olvidados, a los siempre usados, a los hermanos indígenas, que también son hermanos.
Owen Cooper, dijo al recibir el emmy que, cuando sabes escuchar, puedes lograr cosas grandes, y lo dice bien para aquellos que no quieren escuchar.
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