Múltiples son los problemas que se enfrentan en la frontera sur del país, desde la inseguridad, la sanidad animal en donde en presenta un problema con el gusano barrenador del ganado que se registraron los primeros casos en Catazajá y Frontera Hidalgo, por donde cruzan miles de cabezas, y otro, el que se puede considerar el de más alto riesgo: la salud.
Desde hace varios años, se ha venido planteando la necesidad de que se refuercen las acciones de vigilancia sanitaria a lo largo de toda la línea fronteriza, por la llegada de miles de personas de diferentes países, regiones y continentes. No se quiere reconocer o al menos, la información ha sido muy poca, pero tenemos ya nuevamente grandes brotes de una enfermedad que estaba controlada: el paludismo.
En Chiapas acaban de iniciar las nuevas administraciones en los tres niveles -gobierno federal y municipal el 1 de octubre y el estatal, apenas el 8 de diciembre-, que deben estar muy atentas a lo que está pasando en esta región, porque se corre el riesgo de la llegada de enfermedades no solamente transmitidas por vector, sino de otras como el Mpox o viruela símica, que de acuerdo con los reportes de la propia Secretaría de Salud federal en este año se presenta un incremento de casos en países africanos, entre ellos la República Democrática del Congo, Uganda, Ruanda y Kenia, desde donde vienen muchos migrantes.
Año con año la llegada de migrantes va en aumento: en el 2017 la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) registró 14 mil 587 solicitudes de asilo y en el 2023, 140 mil 725, lo que representó una cifra récord, mientras que a noviembre de este 2024, van 73 mil 317. En siete años, las peticiones de refugio suman 617 mil 522, pero, ¿cuántos millones de personas extranjeras han pasado por el territorio nacional en ese tiempo? Las propias autoridades migratorias no tienen un registro, aunque el más cercano indica que en este año han cruzado irregularmente más de 750 mil.
Esa es la magnitud del riesgo al que nos enfrentamos en materia de salud, porque si las autoridades migratorias no tienen la capacidad de atender a quienes hacen un trámite de regularización o de asilo, las instituciones de salud menos de realizar las revisiones. Es más, ni en los puntos oficiales de entrada hay brigadas realizando ni siquiera encuestas a los que llegan en forma legal, eso que son bien pocos.
En el libro “La Frontera Sur de México, ¿Una salud en crisis?”, editado por el doctor Héctor Ochoa Díaz López, se advierten los riesgos que existen en esta región, por el abandono, la pobreza y en los últimos años por el aumento de la migración, tanto que por esa causa ahora aparte del dengue, también está presente el zika y el chikungunya; las enfermedades transmitidas como el VIH-Sida, sífilis, entre otras. En ese sentido, se hacen observaciones claras hacia quienes toman las decisiones, los directivos de instituciones públicas y responsables de la planificación de la atención médica no solo en nuestro estado, sino en todo el sureste.
En la actualidad incluso, se tienen brotes de paludismo. “Desde el 2022, se ha identificado un aumento en el registro de los casos importados, favorecido principalmente, por el incremento del flujo migratorio”, se reconoce por parte de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud federal. Esta señala que en el 2023 se presentaron 303 casos importados, es decir en migrantes, lo cual representó un incremento de 320 por ciento en relación a los del 2022 y mil 200 por ciento con el 2019. El registro que se tiene, solo del primer trimestre del 2024, indica que hay 193 casos importados, es decir 219 por ciento más que los del año pasado.
Mientras que en cuanto a los casos autóctonos, de mexicanos, en el 2023, se confirmaron 44, concentrados en Chiapas con 61.4 por ciento; Oaxaca, 15.9; Campeche, 13.6 y Tabasco 9.1; en tanto que los del primer semestre del 2024, sumaron 15, en Chiapas, Oaxaca, Chihuahua -esto ya en el norte del país- y Campeche.
Hoy que en Chiapas inicia una nueva administración, el titular del ramo, Omar Gómez Cruz, con una amplia experiencia, porque ya fue director del hospital regional en Tapachula y sabe que más del 50 por ciento de los que acuden a recibir atención son migrantes, tiene un enorme reto en la frontera sur, no solo por la problemática de la salud de los mexicanos, sino por la creciente migración que a pesar de la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y sus amenazas de deportaciones masivas, no parará.
No se trata solo de las enfermedades comunes, sino de las que pueden llegar y se debe estar preparados para prevenirlas o enfrentarlas, con un buen mecanismo o sistema de vigilancia epidemiológica, que en la actualidad, hasta donde sabemos no se tiene.
Posdata
Por cierto, tenemos un ejemplo con el caso del gusano barrenador del ganado y por un caso Estados Unidos cerró su frontera y durante tres semanas dejó de importar ganado mexicano con la consecuente afectación al sector productivo nacional. Es más, en Frontera Hidalgo, en esta región, se presentó ya un caso confirmado por el Senasica y es urgente tomar las medidas preventivas necesarias para evitar que se siga diseminando, al tratarse de una enfermedad que puede afectar a las personas y ahí está el verdadero riesgo… Comentarios al correo vrrafael@hotmail.com.
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