‣Composta con residuos de caña de azúcar enriquecida con
microorganismos aumentan rendimientos 40% y reduce fertilización
química 50%
‣Modelo de
producción agrícola actual es insostenible desde la perspectiva económica y
ambiental
La polémica en torno al glifosato en
México abre la oportunidad de plantear la urgente necesidad de cambiar el
modelo de producción agrícola actual, basado en el uso de agroquímicos, que ya
es insostenible, por una agricultura más eficiente, rentable y sustentable,
recurriendo a prácticas como la reutilización de residuos de cosecha
enriquecidos con bioinsumos e incursionar en procesos de desarrollo que plantea
la economía circular.
En nuestro país cada año se generan alrededor de 45 millones de
toneladas (mt) de esquilmos en los diez principales cultivos, maíz, sorgo,
trigo, frijol, arroz, cebada, soya, algodón, cártamo y ajonjolí; el rastrojo y
olote de maíz aportan 25 mil 500 mt, las pajas de sorgo, 6 mil 600 mt y de
trigo, 4 mil 500 mt, lo cual representa poco más del 81% de los residuos de
cultivos, según datos del Colegio de Postgraduados.
De estos esquilmos 20% se destina a
alimento animal, en promedio, y el resto no tiene un uso adecuado y se
convierte en un problema. Diversos
estudios han validado que de la producción de maíz que se obtiene en una hectárea
46% es grano y 54% rastrojo; en pajas de sorgo, trigo y cebada, el porcentaje
de grano representa 47% y 53% de materia seca. De los derivados de la caña de
azúcar sólo alrededor del 20% de las puntas de caña y 10% del bagazo se usan
para alimento pecuario y el resto es una alternativa viable para aprovecharlos
con la adición de bioinsumos.
El director de la empresa de base biotecnológica Biofábrica Siglo XXI,
Marcel Morales Ibarra, expone que en el contexto actual la “economía circular”
está siendo revalorada en el mundo, el reúso de materiales en diversos sectores
y de desechos agropecuarios para el campo y su combinación con otros
bioinsumos, como el caso de los biofertilizantes, puede convertirse en una
opción rentable y sustentable para la producción agrícola, que permita
incrementar rendimientos, disminuir el uso de agroquímicos y bajar costos,
respetando los recursos naturales y el medio ambiente.
Una tendencia que se está fortaleciendo en el ámbito global es el
reciclaje de residuos agrícolas en los cultivos, como es el caso de la caña de
azúcar, café o maíz; así como desechos pecuarios de la producción ganadera. Estos
materiales pueden ser reutilizados en la agricultura, como aportación de
materia orgánica a los suelos, pero, además, se les puede dar un valor agregado
si se le incorporan bioinsumos que ya han probado su eficacia en campo.
Morales Ibarra subraya que en México miles de toneladas de residuos
orgánicos de distintas industrias como la agrícola o la ganadera podrían ser
reincorporadas al suelo adicionándoles biofertilizantes, lo que generaría un
círculo virtuoso: primero, al disminuir el uso de agroquímicos altamente
contaminantes por bioinsumos amigables con el medio ambiente; segundo, al
aprovechar desechos orgánicos que hoy no tienen un tratamiento útil; y tercero,
propiciaría la recuperación de la diversidad y actividad microbiológica de los
suelos agrícolas, regresando la fertilidad a los mismos.
Para el experto en temas agrícolas, uno de los principales retos que
representa el aprovechamiento de estos residuos, es el alto volumen que demanda
su uso. Las compostas en general requieren aplicar de 15 a 20 toneladas por
hectárea, lo que eleva mucho los costos y complica su manejo. En cambio, si se enriquecen
con productos biológicos como los biofertilizantes microbianos (productos
hechos a base de bacterias y hongos benéficos para las plagas), su nivel de
eficiencia se multiplica, logrando disminuir significativamente los volúmenes
requeridos de aplicación e incrementando la producción, lo que se traduce en
aumento de rentabilidad.
Alto potencial en compostas enriquecidas con microorganismos
En algunos ingenios del país, se utiliza la práctica del composteo de
la cachaza para su aplicación en el cultivo de la caña de azúcar, sin embargo, la
aplicación requerida de esta composta es del orden de 20 toneladas por hectárea,
lo que significa altos costos de transporte y aplicación, por lo que dicha práctica
no se ha extendido entre los productores de este cultivo.
La cachaza es un residuo que se produce durante el proceso de
producción del azúcar de caña, particularmente del proceso de clarificación del
jugo. Durante la zafra se producen miles de toneladas de cachaza, las cuales
frecuentemente se consideran un desecho y una fuente de contaminación. Empero,
la cachaza tiene un alto contenido de carbono (fuente de energía), fósforo,
nitrógeno y calcio (nutrientes esenciales para las plantas), por lo que,
procesada adecuadamente, se convierte en un valioso recurso para la
fertilización de cultivos y mejoramiento de suelos.
Tenemos experiencias que ya tienen un proceso de evaluación y
validación, por ejemplo, “cuando enriquecemos la composta con los
biofertilizantes, su volumen de aplicación disminuye a máximo cuatro toneladas
por hectárea, teniendo rendimientos muy superiores que con la aplicación de las
20 toneladas de la composta únicamente. Esto se traduce en una disminución de los
costos de aplicación, haciendo más sencillo su manejo por parte del agricultor”,
subraya el especialista.
Con esta combinación, además, se reduce la aplicación del fertilizante
químico de 30% a 50%, con respuestas en la producción superiores a las
obtenidas con la aplicación del 100% del fertilizante químico. En este sentido,
en diversas regiones cañeras en las que se ha trabajado con este bioinsumo se
han incrementado los rendimientos hasta en un 40%, disminuyendo la
fertilización química hasta en un 50%, puntualiza Morales Ibarra.
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