EL ROBO DE MENORES VA EN AUMENTO
Cada vez se reportan más casos de niños sustraídos
que acaban siendo víctimas de trata
Otro problema es la explotación laboral de niños y
niñas, que pasa desapercibido, justificado por la necesidad que muchos tienen debido
a la pobreza en que viven
El secuestro del pequeño Dylan, en un mercado de
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, hizo que las autoridades dieran con 23
menores privados de su libertad. Tres
mujeres los obligaban a vender artesanías en la zona turística más importante
del estado.
La trata de menores es uno de los grandes
pendientes que hay en México. Las víctimas son cada vez más jóvenes, incluso
bebés son contrabandeados, en esta ocasión hallaron tres lactantes, y los
delincuentes no sólo los obligan a trabajar o a la prostitución, también los
manipulan para delinquir.
Las cifras sobre trata de menores son alarmantes.
Basta decir que es el tercer negocio ilícito más redituable del mundo. En
México, el 99 por ciento de las víctimas son mujeres y niñas. Se sabe que el
territorio mexicano es fuente, tránsito y destino para la trata de personas,
con fines de explotación sexual y trabajo forzado, ahora también se habla de
extracción de órganos.
Otro dato que preocupa es que nuestra nación ocupa
el primer lugar en la producción de pornografía infantil, el quinto en trata de
personas. México ratificó en 2003 el Protocolo de las Naciones Unidas para
Prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, comprometiéndose con la
comunidad internacional a realizar reformas legislativas que atiendan el
problema, así como apoyo a las víctimas.
Es un delito que parece avanzar sobre otros, como
el tráfico de drogas. Los cárteles expanden sus tentáculos para convencer a
niñas de entre 12 y 16 años para abandonar sus hogares, engañadas con promesas
de una vida de ensueño que acaba siendo una pesadilla de muchos años, misma que
incluso las puede llevar a las adicciones o la muerte. Pero también son
víctimas hombres y niños, que terminan siendo explotados, no solamente con
fines sexuales si no también de trabajo forzoso, servidumbre doméstica,
mendicidad infantil o extracción de órganos, entre otros.
La situación en que se describe a México obliga a
cuestionarnos si el gobierno cuenta con las políticas públicas adecuadas para
resolver el problema de la trata de personas, no sólo en la modalidad de trabajo
infantil, lo mismo con el tema de explotación sexual o de forzar a los menores
a delinquir.
Como el caso de los menores de Chiapas, de acuerdo
con la Unicef, es común que los niños sean secuestrados para obligarlos a
mendigar o robar carteras, hacen este trabajo forzado desde que sale el sol
hasta que se mete. Niñas son engañadas con la promesa de emplearlas como
modelos y después se encuentran atrapadas en un mundo de explotación sexual y
pornografía, a otras les prometen trabajo legítimo que termina en virtual
confinamiento y abuso, y hombres y mujeres por igual son llevados para
obligarlos a trabajar en condiciones indignas.
En otros países de América Latina, los niños son
alquilados para mendigar. Es el caso de muchos venezolanos que emigraron a Colombia,
donde el negocio de las limosnas se ha vuelto rentable. Es común que padres
alquilen a sus hijos para sobrellevar el día a día en aquel país. En México, se
han formado redes de explotadores que se dedican a secuestrar menores con la
finalidad de ganar dinero a expensas de la lástima que estos causan a la gente.
El delito de robo de menores creció en México. Sólo
en la CDMX, el año pasado se denunciaron mil 164 y para 2020 a principio de año
se reportaron más casos en comparación con los periodos de 2019. En varios
casos se evidencia que las autoridades se quedan cortas en su actuar, desde el
típico “seguro se escapó con el novio” al “hay que esperar 72 horas de la
desaparición para denunciar y comenzar la búsqueda”, los encargados de
salvaguardar nuestra integridad se quedan estáticos hasta que no tienen más
remedio que actuar, muchas veces cuando ya es demasiado tarde.
La explotación infantil tiene muchos rostros que
son invisibles a simple vista. La sociedad, en general, no se detiene a ver que
muchos niños laboran en entornos peligrosos, como fábricas, minas, campos
agrícolas, donde están expuestos a sustancias peligrosas. A estos menores se
les priva de derechos primordiales, como es educación, salud, esparcimiento,
entre otras cosas.
Otra violación a los derechos infantiles
se deriva de la pobreza que orilla a todos los miembros de una familia a
aportar gasto o llevar comida a la mesa, sin importar qué edad tengan. Según la
Organización Internacional del Trabajo, a nivel mundial 7 de cada 10 niñas y
niños que trabajan lo hacen en el sector agrícola; en México ése es uno de los
mayores rezagos, pues no se ha logrado, a pesar de algunos avances, reducir
significativamente el número de niñas y niños jornaleros agrícolas; a ellos
deben sumarse quienes son víctimas de las peores formas de explotación
infantil, como la mendicidad forzada o la trata de personas con fines de
explotación sexual comercial.
De acuerdo con la medición 2017 del
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hay 3.2 millones de
niños y adolescentes de cinco a 17 años que trabajan en México, de estos 2.1
millones trabaja en actividades que no están permitidas. Se estima que 30.5 por
ciento de los infantes trabajan en el sector agropecuario, 25.9 por ciento en
el comercio, y 24.6 por ciento en el sector servicios.
DESDE EL
CENTRO
Decía el comandante de la División del Norte,
Francisco Villa, “La incultura es una de las desgracias más grandes de mi raza.
La educación de los hijos de mi raza es algo que no debe pasar inadvertido para
los gobernantes y para los ciudadanos. Nunca al problema educativo se le ha
dado la atención necesaria…” A propósito de su 97 aniversario luctuoso, recordado
este 20 de julio...Nos
dicen que el diputado plurinominal Eduardo Orihuela Estefan, ha desempeñado un
gris papel como legislador, negro como líder de la bancada priista en Michoacán,
y pésimo como dirigente de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales.
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