¡LÁSTIMA!
POR:
Armando Rojas Arévalo
LUPITA: Hoy salí a la calle para palpar
el ambiente de “un día sin mujeres”. El tráfico de vehículos muy tranquilo.
Pero el Metro iba, como todos los días, full. En el zócalo, muchas mujeres
caminando, de compras. Los restaurantes del rumbo, con su clientela habitual.
En Chapultepec, muchas señoras con sus niños, de paseo. Paseo de la Reforma,
despejado, mientras las brigadas de limpieza lavaban monumentos y despintaban
leyendas. Las taquilleras del Metro se ausentaron, por lo que muchos usuarios
pasaron los torniquetes sin boleto. Eso fue hoy, pero AYER (domingo)…
Los orígenes y motivos de la protesta
son legítimos y la forma de exigirlos, valiente; pero lo que ganaron en simpatía
y solidaridad, se vino abajo. El vandalismo y los improperios nuevamente
desfilaron ante una atónita ciudadanía que no entendía por qué si marchaban
demandando respeto y alto a la violencia de género, las violentas fueron ellas.
Que están muy enojadas, muy encabronadas, y que se desquiten contra lo que
encuentran a su paso, de acuerdo, se entiende; pero que con sus actos lastimen
a personas de su mismo género, como por ejemplo, una fotoreportera y las 18 mujeres
policías fueron a parar al hospital por las agresiones directas y bombas
molotov que les arrojaron, no se vale.
La chica que se subió al pedestal de la
estatua de El Caballito, para impedir que lo pintarrajearan, merece un homenaje
de reconocimiento. EN TANTO, otrs, las de negro y embozaladas, entraron a
iglesias y sacaron imágenes para quemarlas.
Los daños -¡otra vez, por enésima vez!-
a edificios y monumentos históricos, como Bellas Artes, el Hemiciclo a Juárez,
las estatuas de Paseo de la Reforma y El Caballito, y el vandalismo que
cometieron contra una camioneta de bomberos y otro vehículo más que volcaron y las
cuatro bombas molotov que arrojaron a las puertas y balcones del Palacio
Nacional lesionando a la periodista BERENICE FREGOSO de El Universal y a cuatro
mujeres policías, nos hablan de la incongruencia y la intolerancia.
Independientemente de que LÓPEZ OBRADOR
de alguna manera hizo crecer la protesta por aquello de que estaba organizada
por la derecha y que a la pregunta de si era feminista contestó que era
humanista, la manifestación multitudinaria de mujeres, el domingo, rebasó todos
los cálculos estimados. La secretaría de Participación Ciudadana del gobierno
capitalino dice que fueron 80 mil las manifestantes. En muchas ciudades de la
República hubo marchas, pero a diferencia de la ciudad de México se hicieron
con orden y respeto.
HUBO DE TODO, hasta consignas políticas
subliminales como esa de “NO SE VA A CAER, LO VAMOS A TIRAR”, habla de que
también hubo intereses ajenos al movimiento femenino. Una chica de negro y
embozalada fue entrevistada por CARMEN ARISTEGUI. “¡Queremos quitar a AMLO del
poder porque es un pinche “facho del poder!” LÓPEZ OBRADOR lleva en el pecado
la penitencia. Ojalá haya aprendido que temas como el que nos ocupa no se
subestiman.
CALDERÓN Y MARGARITA pudieron haber
alentado la protesta, pero, seamos sinceros, su poder de convocatoria no llega
a tanto. Fue el hartazgo por la indiferencia y el menosprecio a las causas de
las mujeres.
Fue, en términos llanos, la “sororidad”,
o sea, la hermandad entre mujeres con respecto a las cuestiones sociales de
género. “Sororidad” es un término derivado del latín soror que significa
hermana. Es un neologismo empleado para hacer mención a la solidaridad que
existe entre mujeres, especialmente, en las sociedades patriarcales.
El concepto sororidad está siendo usado
cada vez más en los temas relacionados a los problemas de género como, por
ejemplo, la lucha por la desigualdad de género, la campaña "Ni una
menos", el feminismo, cambios para erradicar el machismo, entre otros
aspectos. La sororidad se refiere al apoyo, coexistencia y solidaridad entre
las mujeres frente a los problemas sociales que se presentan en sociedad.
A PROPÓSITO DE LAS luchas de colectivos
femeninos que tienen paralizados a
varios planteles de la UNAM, entre ellos Filosofía y Ciencias Políticas, leo con suma atención un artículo de El
Universal por la académica SARA SEFCHOVICH, del cual me permito reproducir algunas
partes porque me parecen lúcidas, serenas y bien argumentadas, además de que
concuerdo totalmente con ellas: “Como universitaria, aplaudo los esfuerzos del
Rector de la UNAM por atender el problema de género, pero como feminista
encuentro que no van por el camino correcto...Poner a puras mujeres en los
presídium, en los cargos, en las comisiones y consejos, darles más
reconocimiento y premios, no es una solución a las demandas de las
universitarias. Porque ser mujer no garantiza que se tenga una agenda de género
ni la capacidad para resolver lo que hay que resolver.
“..Llenan un auditorio con mujeres,
organizan un partido de futbol con mujeres, hacen conciertos con mujeres, crean
colecciones de libros para publicar a mujeres, exposiciones de artistas
mujeres. Es decir, creen que por pasar a las mujeres del silencio al estruendo,
de los tiempos en que nadie nos miraba ni nos escuchaba a los tiempos en que se
pretende que todo lo que hacemos y decimos es maravilloso, ya por eso se está
resolviendo el asunto. Pero repito, no es así”.
A OTRA COSA: Mal le fue a LÓPEZ OBRADOR
en su visita como presidente a Aguascalientes. En Calvillo lo recibieron con
mantas no precisamente con mensajes de bienvenida. En una aparece un águila
negra que dice “el avión”, apresando en una de sus garras a una mujer
sangrante. “Pero lo que importa es”, señalando al águila., o sea, el avión. Otras
dos, una publicando los records de la violencia, y la otra el recorte en
turismo. Con razón no va mucho a ese estado.
EN TANTO, es a JOSÉ MANUEL SANZ, jefe de
la oficina de la gubernatura de Morelos, al que, presuntamente, investiga la
Unidad de Inteligencia financiera.
NO CONTENTOS CON LO QUE HICIERON AYER,
hombres y mujeres vestidos de negro y embozalados asaltaron hoy la dirección
del Instituto Politécnico Nacional y causaron destrozos con palos y piedras.
¿Qué querían? No dijeron. Presumo que fue “nomás por joder”. Esto ya es un
desmadre. Neta!
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