‣Solamente en el diez por ciento
de los casos se requiere cirugía
Tomar de dos a tres litros de agua al día, disminuir
la ingesta de carnes rojas y lácteos, y atender a tiempo infecciones urinarias
reduce el riesgo de sufrir cálculos renales. Aunque todos estamos expuestos a
padecer este problema, las personas con antecedentes familiares de esta
patología tienen mayor posibilidad, pues existe un factor genético
predisponente.
Así lo señaló el urólogo del Hospital General de Zona
No. 1 (HGZ No.1) del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tapachula, Juan
José Luna López, quien dijo que el principal síntoma de cálculos – en riñón,
uréteres o vejiga- es un intenso dolor en la zona lumbar que corre hacia el
abdomen y la zona genital.
Tal manifestación, conocida como cólico nefrítico, se
debe a que la piedra o litio se encuentra “atorada” u obstruyendo, pues se
ubica en las zonas más delgadas o estrecha de uréteres o del riñón. En
ocasiones se acompaña de ardor al orinar, aumento del calibre de la micción y
sangrado, náusea y vómito.
Explicó el especialista del IMSS, que todos los seres
humanos excretamos calcio a través de la orina, pero en niveles normales; sin
embargo por causas no conocidas con exactitud se presentan alteraciones
metabólicas que producen un aumento anormal de sales (calcio, fosfato, y ácido
úrico), situación que empeora si hay una falta o poca ingesta de agua diaria y
un exceso de carnes rojas. Estas arenillas se van acumulando y se estancan
hasta llegar a formar el cálculo.
Añadió que con
frecuencia los cálculos se infectan y para evitarlo se deben atender a tiempo.
Afortunadamente, el 90 por ciento de los casos se resuelven únicamente con
reposo, ingesta de abundantes líquidos y medicamentos que ayudan a expulsarlos
por la orina, pero de no ser eliminada la piedra hay que aplicar litotripsia extracorpórea
o intracorpórea.
Puntualizó Luna López que la litotripsia extracorpórea
se realiza mediante un aparato denominado litotriptor,
que mediante ondas ultrasónicas o de
choque desintegra los cálculos
previamente identificados con ultrasonido y fluoroscopía y, posteriormente, los
fragmentos salen con la orina. Su aplicación no requiere anestesia general y
sólo se usan analgésicos.
Este procedimiento, dijo, se ofrece a pacientes con
cálculos que no rebasan los 2.5
centímetros, es ambulatorio y tiene múltiples ventajas, ya que evita las
cirugías abiertas, así como una hospitalización prolongada y tiene menores
riesgos postoperatorios.
El urólogo del Seguro Social destacó que el
procedimiento intracorpóreo se realiza cuando los cálculos son mayores de 2.5
centímetros. Se hace una punción para introducir un instrumento llamado
nefroscopio con el cual se observa directamente la piedra para después aplicar
fuentes de energía que la pulverizan.
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