
Corzo Tinajero mencionó que el artículo 4°
Constitucional establece entre otras cosas que el varón y la mujer son iguales
ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Los
estereotipos, los prejuicios y los estigmas, son elementos que clasifican y
prejuzgan la diversidad existentes en una sociedad basados en creencias
generalizadas y toleradas, que derivan en un trato diferenciado y en un acto de
discriminación.
Ahora bien, es importante la participación activa de
todas y todos los integrantes de la familia en el trabajo y en hogar, como es
la preparación de alimentos, la limpieza de la vivienda, ropa y calzado, el
cuidado de niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores y con
discapacidad.
Cada integrante de la familia debe contribuir a su
funcionamiento; sin embargo, por razones culturales, la división de las tareas
del hogar se realiza de manera diferenciada. Esto significa que aún persiste la
tendencia a depositar en el género femenino, la realización del trabajo en el
hogar, mientras que al masculino se le atribuye la responsabilidad de proveer
recursos económicos.
El hecho que las mujeres realicen la mayor cuota de
quehaceres, tiene consecuencias en su vida, pues en algunos casos: restringe
sus posibilidades de independencia económica y autonomía, limita su
participación en actividades que favorezcan su desarrollo integral, repercute
en su estado de salud físico y psicológico por falta de cuidado y prevención de
enfermedades, dificulta el acceso a servicios de salud y seguridad social y
finalmente genera sentimientos de minusvalía y falta de solidaridad o ausencia
de interacciones sociales con personas distintas a la familia.
La especialista de la SEDEM invita a todas las mujeres
a adquirir independencia, y enseñar a todos los integrantes de su familia a
contribuir a los quehaceres domésticos de la casa y a trabajar por sí mismas como
ya lo vienen haciendo para generar sus propios ingresos como mujeres
independientes.
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