Desde el pasado 25 de febrero inició lo que a la fecha son 750 personas en situación de desplazamiento forzado. Carlos Ogaz |
•Al menos 700 personas han abandonado sus hogares en el
municipio de Aldama debido a ataques de grupos paramilitares que disparan
contra civiles por un conflicto territorial. Este lunes, un campesino y sus dos
hijos fueron asesinados.
Rodrigo Soberanes / Animal Político
Abril 3 2018
La violencia armada causada por
grupos paramilitares en la región de Los Altos de Chiapas, que en los últimos
meses obligó a huir de sus casas a más de 5000 personas, se recrudeció con el
asesinato de tres campesinos y el desplazamiento forzado de más de 700 personas
en el municipio de Aldama.
Tenemos
hambre y sed: desplazados de Chiapas perdieron su patrimonio tras conflicto
territorial
Un campesino y sus dos hijos
menores de edad fueron asesinados este lunes en la mañana cuando caminaban
cerca de uno de los presuntos puntos de reunión de grupos paramilitares que
actúan desde el municipio de Chenalhó disparando contra la población civil en
el vecino municipio de Aldama por un conflicto territorial.
Manuel Gómez Pérez, campesino de
35 años, caminaba este lunes a las 6:30 de la mañana desde la comunidad de
Cotzilnam hacia Juxton, donde está su parcela, para iniciar su faena diaria. Lo
acompañaban sus hijos Alonso Gómez Hernández, de 17 años, y José Antonio Gómez
Hernández, de 11 años.
Según información preliminar
recogida por líderes comunitarios de las comunidades desplazadas, el campesino
y sus hijos fueron atacados con armas de fuego en las inmediaciones de uno de
los puntos de reunión de personas armadas en Chenalhó que disparan hacia los
parajes de Aldama donde se centra la disputa territorial.
En ese lugar hay una comunidad
llamada Santa Martha creada en el siglo XIX que abarca territorio de ambos
municipios. En Aldama son 60 hectáreas comunales que han sido reclamadas a
tiros por los grupos paramilitares de Chenalhó, ocasionando hace dos años el
desplazamiento de siete familias.
En los últimos meses esa
violencia se ha extendido, y este sábado Animal Político constató que,
además de los integrantes de esas siete familias, hay cientos de personas
desplazadas en tres comunidades de Aldama (Koko, Tabak y San Pedro Cotzlinam)
porque persisten los disparos desde tres puntos estratégicos con una amplia
visión hacia las comunidades de Aldama cercanas al límite con Chenalhó.
De acuerdo con Cristóbal Santiz,
representante de los comuneros desplazados, el ataque de este lunes se originó
desde uno de esos tres puntos, conocido como “el Árbol”, que está en las
alturas del imponente cerro La Ventana. Las víctimas -dijo- Santiz- no eran
desplazados ni estaban involucrados en el conflicto, simplemente habrían sido
cazados al pasar.
A finales del año pasado y a
principios del actual Chenalhó y Chalchihuitán revivieron un conflicto
limítrofe que resultó con miles de desplazados y 10 personas fallecidas
víctimas de las severas condiciones climáticas invernales que enfrentaron en
las montañas viviendo a la intemperie. Mientras eso ocurría, en el aledaño
municipio de Aldama también se gestaba una crisis humanitaria.
Según fuentes municipales de
Aldama, el 25 de diciembre se registró un ataque armado a la comunidad de Tabak
y a partir de ahí no ha parado el fuego. Otra fecha crítica es el 3 de marzo,
cuando las familias de la comunidad de Koko también escaparon hacia las
montañas cargando solo lo que traían puesto tras recibir balazos en sus casas.
Desde un ataque del 25 de diciembre pasado, no ha parado el fuego. Foto: Carlos Ogaz |
Incluso, integrantes de las
siete familias desplazadas hablan de disparos en la cabecera municipal de
Aldama, cuyas entradas principales están bloqueadas para controlar quién entra
y quién sale.
“Queremos que no haya
derramamiento de sangre, se nos ha acabado la paciencia, ya no tenemos que
aguantar más”, dijo Marcos Ruiz Hernández, comisariato ejidal de Santa Marta,
actualmente despojado y desplazado de su tierra.
El sábado pasado Ruiz y decenas
de personas -incluyendo autoridades municipales- se reunieron en el palacio
municipal de Aldama para hablar con Animal Político, en lo que fue su primer
contacto con medios de comunicación desde el inicio del conflicto.
Había una fiesta preparada para
celebrar el Sábado de Gloria. Un grupo musical tocaba música popular y jóvenes
voluntarios lanzaban cohetes en la plaza central pero no había nadie
celebrando, estaba vacío.
Ahí los comuneros narraron cómo
fueron despojados de sus 60 hectáreas, 40 de ellas sembradas con plantas de
café en etapa de producción, pese a haber ganado un juicio en el Tribunal
Unitario Agrario. “Si el gobierno no hace valer el estado de derecho, nosotros
recuperaremos nuestras tierras, cueste lo que nos cueste. La situación de
verdad ya es precaria”, advirtió el comunero Adolfo López Gómez.
Mujeres y niños por igual sortean a diario los enfrentamientos armados. Foto: Carlos Ogaz. |
Los campesinos explicaron que el
camino hacia las comunidades atacadas está vigilado por los tres puntos donde
-dicen- suelen verse hombres vestidos de negro y azul. Estar en la mira de
armas de largo alcance es uno de los motivos para que las personas desplazadas
que viven en el monte, no se atrevan a salir a buscar alimentos o volver a sus
casas por ropa.
“No tenemos alimento y no
podemos salir a buscarlo”, contó José Santiz, desde el refugio de los comuneros
de Koko, un lugar donde se escucha un permanente murmullo de bebés y niños
pequeños que lloran al unísono, piden comida y juegan.
Hay una habitación para los
niños y los adultos duermen afuera bajo una lona de plástico. Están ahí,
inmóviles porque si salen les puede “caer bala”, como le ocurrió este lunes al
campesino Manuel Gómez Pérez y a sus dos hijos.
Después de una larga discusión,
acordaron permitir las fotografías e imágenes para mostrar las condiciones en
las que se encuentran. Los testimonios eran todos de desesperación. Son
personas que no tienen relación con el conflicto territorial del ejido Santa
Martha y pese a ello tuvieron que cavar zanjas en sus casas para esconder a sus
niños de los disparos y enseñarles a refugiarse en los arroyos y manantiales.
En el campamento de refugiados
de Koko habían más de 300 personas. Ahí se acordó que nadie hablaría revelando
su identidad. Estaban explicando que tienen miedo de que los paramilitares lleguen
“a matar” a su refugio cuando se escucharon disparos en las cercanías del
escondite.
La reacción instintiva del grupo
a las detonaciones fue caminar todos hacia un mismo punto y juntarse, apretarse
unos con otros como los pingüinos cuando se protegen del frío.
Habló la mujer de la tercera
edad que no quiere pasar ni una noche más durmiendo en el fango, la mujer en
lactancia que no tenía nada el estómago desde hace días y los hombres que
exigían al gobierno una solución inmediata a la violencia armada. También ahí
se escuchaba el zumbido de los quejidos en coro de los bebés.
En San Pedro Cotzlinam, la otra
comunidad con familias desplazadas, no tienen espacio para esconderse porque
están cercados por cerros muy empinados y optaron por esconderse en un pequeño
auditorio, esperando que sus paredes de cemento mantengan seguras a las
familias.
El Centro de Derechos Humanos
Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) ha investigado el conflicto de Aldama
desde sus inicios y ha identificado vínculos directos con la crisis humanitaria
de Chalchihuitán.
“Existen testimonios que
mencionan que este grupo armado se encuentra reclutando personas, y que se ha
coordinado en sus acciones con otro grupo procedente de Chenalhó, vinculado con
la Presidenta Municipal Rosa Pérez Pérez, el mismo que operó en el
desplazamiento de más de 5,000 personas en el municipio de Chalchihuitán”,
señaló el Frayba en un comunicado.
Esa organización también ha
alertado sobre la amenaza a familias Bases de Apoyo del Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) que habitan en Aldama (este municipio es considerado
como territorio zapatista).
Aldama es considerado un municipio zapatista. Foto: Carlos Ogaz. |
Animal Político averiguó en
la zona que el EZLN no hará llamamientos públicos sobre este caso porque lo
consideran inútil.
“Exigimos un alto al fuego, y
realizar una estrategia efectiva de desarticulación, desarme, detención y
sanción a los grupos civiles armados de la región, así como una investigación a
fondo de las autoridades responsables de la organización y actuación de los
grupos armados”, señaló el Frayba.
Durante el pasado sábado
continuaron las detonaciones de manera intermitente en la zona y el camino de
regreso a la cabecera municipal tuvo que ser alterado para evitar estar en el
rango de visibilidad de los tiradores, y evitar un episodio como el ocurrido
este lunes en la mañana, con el crimen del campesino Manuel Gómez Pérez y sus
hijos, quienes quedaron muertos en un camino vecinal con sus herramientas de
trabajo y sus semillas.
Esta publicación fue posible
gracias al apoyo de Fundación Kellogg.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario