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Manuel
Sebreros
Casi dos mil millones de dólares
(360 mil millones de pesos) ha gastado en cinco años Enrique Peña Nieto en su
gestión como presidente de México, de acuerdo con datos de Fundar, un centro de
análisis de transparencia, lo que se lee como una medida de controlar las
líneas editoriales de la mayoría de los medios de comunicación en el país.
Un reportaje de The New York Times reveló que en el panorama mediático
mexicano los funcionarios federales y estales dictan las noticias y exigen a
los medios los temas que deben informar y cuáles no deben tocar, además que
presionan para suavizar reportajes o para posponerlos. Según entrevistas con
ejecutivos, directores y periodistas, el 66% de los comunicadores mexicanos
admiten que se censuran.
El PRI fue pionero en el sistema
de control de medios durante la presidencia de José López Portillo, práctica
que se reforzó en los sexenios siguientes, incluidos los dos periodos del PAN
al frente del país, y que se extendió también en los estados, donde los
gobernadores gastan enormes fortunas para silenciar a los medios.
Tal es el caso de Chihuahua,
donde el exgobernador César Duarte gastó más de 50 millones de dólares en
publicidad, lo que provocó una gran deuda pública para el estado, además de
pagar recibos para sobornar a periodistas locales y se detectó la creación de
portales informativos para apoyar la agenda del entonces mandatario.
“La relación entre los medios y
el poder es uno de los problemas más graves de México. Existe una colusión, un
acuerdo, en términos de cómo se gestionan los recursos públicos para
recompensar o castigar a los medios”, reconoció Javier Corral, actual
gobernador de Chihuahua.
Dependencia del dinero público
La publicidad oficial inunda los
medios impresos, además de la radio o la televisión. El gasto extraordinario en
publicidad se produce cuando el gobierno mexicano ha reducido presupuesto a
temas como salud, educación o servicios sociales.
Según historiadores, coptar a
los medios de comunicación es de alta importancia para el gobierno, y esto
refleja la ausencia del pacto básico que la prensa hace con sus lectores en una
democracia.
El grave problema está en la
dependencia que tienen los medios por la publicidad oficial desde hace mucho
tiempo, lo que los imposibilita a sobrevivir de alguna otra manera; esto le da
poder a los funcionarios para presionar sobre la cobertura de algunas noticias
y dejar fuera otro tipo de información.
Aproximadamente 68% de los
periodistas reconoció que se censura, no solo por el miedo de sufrir un
atentado o ser asesinado, sino también por la presión de los anunciantes
y el impacto negativo que tendría sobre el medio.
Consulta el reportaje completo
en el este enlace.
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