CON
LOS TEMBLORES Y LA CORRUPCIÓN, LA PESADILLA APENAS EMPIEZA
En uno de sus cuentos el gran Juan Rulfo
hace preguntar a uno de sus protagonistas:
—Esto
pasó en septiembre. No en el septiembre de este año, sino en el del año pasado.
¿O fue el antepasado, Melitón?
—No,
fue el pasado.
—Sí,
si yo me acordaba bien. Fue en septiembre del año pasado, por el día veintiuno.
Óyeme, Melitón, ¿no fue el 21 de septiembre el mero día del temblor?
—Fue
poco antes. Tengo entendido que fue por el dieciocho.
En la realidad –lo sabemos todos en
México— fue el 19 de septiembre de este año y también el de 1985, muy crueles
ambos aunque el de hace 32 años fue mayor en su herencia de muerte, de solidaridad
pronta que luego se fue apagando al grado de que todavía hoy existen familias
que permanecen sin el hogar tan prometido por las autoridades de entonces. De
tristeza por los familiares que se fueron y de asombro al surgir de los
escombros las pruebas de los fraudes, de la corrupción y el importa madres de
los políticos enredados en negocios en el ramo de la construcción que creían
perfectos. Tal y como sucede ahora. Quizás por eso se afirma con seguridad que
La Pesadilla Apenas Empieza:
Ahí están los hechos que rodean a la
tragedia del colegio Enrique Rébsamen en la que muchos niños murieron y que fue
construido por lo menos una parte del inmueble con un documento falso, del que
se lava las manos la delegación de Tlalpan y pasa el caso al gobierno de la Ciudad
de México que, a su vez, lo pasa a otros. Y qué decir de la actuación de
autoridades y la principal empresa televisiva que mantuvo a propios y a
extraños –también el extranjero—con la atención puesta en esa escuela con la
espera de salvar a la niña Frida Sofía que, según reportera, hasta agua y
oxigeno le enviaban. Nada. Todo era mentira, según confirmó la Secretaría de
Marina, dependencia a la que las estrellas de la caja idiota acusaron de ser el
origen de la comedia. Farsa tan grande que por eso pocos creen en el desmentido
enviado por la Arquidiócesis de México y la Secretaría de Educación Pública de
Aurelio Nuño, el presidenciable, de que el verdadero dueño del centro escolar
es nada más ni nada menos que el Cardenal Norberto Rivera, quien recién
presentó al Vaticano su renuncia como Arzobispo.
En las llamadas redes, donde se dice lo
que otros medios callan –aunque también se inventa con dolo— se interpretó la
visita del religioso al edifico derruido. Incluso, se dijo que su objetivo era
salvar algunas joyas y que hasta pidió con ese motivo continuar con las obras
de rescate, lo que trajo el recuerdo de Ponchito, nombre de otro niño que se
inventó en el sismo de 1985 con el fin de encontrar una caja fuerte. Pero la
SEP sostiene que la verdadera propietaria es Mónica García Villegas y la
iglesia señaló que “en relación con un anónimo y cobarde texto que circula
a través de WhatsApp, en el que se difama al Card. Norberto Rivera Carrera, la
Arquidiócesis Primada de México niega de forma categórica que el Sr. Arzobispo
sea propietario del Colegio Enrique Rébsamen, ni de ningún otro colegio
particular en la Ciudad de México”.
Otro comportamiento que ha escandalizado y
que muestra a la clase gobernante son las acusaciones contra el
gobernador de Graco Ramírez y su esposa, Elena Cepeda, por desviar los
alimentos enviados de distinto puntos de la República a las bodegas del DIF de
Morelos, de acuerdo con las denuncias hechas por conductores de los camiones
que las transportan, el propio obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, y
damnificados en la entidad que se encuentran en el abandono y no pueden
esperar a que el PRD al que pertenece el falso izquierdista las reparta a
cambio de votos en las elecciones del próximo año.
En este breve recuento de los que lucran con
el dolor ajeno no podía faltar “Ternurita”, el jefe de Gobierno de la CDMX. La
investigación periodística da cuenta de que dos funcionarios muy cercanos a
Miguel Ángel Mancera – Simón Neumann Landenzon y Fausto Ernesto Galván Escobar,
el primero exsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), actual asesor
del que presume de presidenciable y del proyecto Centro de Transferencias Modal
(CENTRAM). El otro se desempeña como Coordinador General de Gestión para el
Crecimiento y Desarrollo de la Ciudad. Ambos tienen un negocio con nombre
Promotora Inmobiliaria Dekah con domicilio en Insurgentes 1260, colonia
Calputitlán, delegación Gustavo A. Madero, empresa que vendió 168 departamentos
construidos hace cuatro años y que están en riesgo de colapso.
Ante los sucesos expuestos que se repiten
y aumentan en Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Puebla, el Estado de México, Tlaxcala y
Veracruz, entre otras entidades impactadas con saldos dolorosos, la sociedad
civil que emergió del temblor de 1985 desconfía de la actuación de las
autoridades y oportunistas como el PRI que con sus políticas populistas
sostiene que alrededor de 20 mil millones de pesos destinados al proceso
electoral de 2018 pueden destinarse a una pronta reconstrucción que se observa
lejana porque, como se dijo al principio, la pesadilla apenas empieza.
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