MIGRANTES
MEXICANOS APORTAN AL FISCO NORTEAMERICANO ENTRE 11 MIL Y 12 MIL MILLONES DE
DÓLARES AL AÑO
•Revisión del TLCAN, después de 23 años de vigencia
•Termina el “tabú” de revisar los términos del mayor y
posiblemente más exitoso tratado comercial en el mundo
Por fin, después de 23 años de vigencia
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, tendrá que ser
revisado y actualizado casi en todos sus términos y condiciones para que
continúe un intercambio comercial que beneficie a las tres naciones que lo
integran.
Considerado por muchos años un “tabú”,
porque a pesar de que varios sectores se inclinaban por una revisión a fondo,
otros estaban convencidos de que “no se le moviera” por la posibilidad de
afectar intereses creados en ambos lados de la frontera.
Tuvo que llegar al gobierno de Estados
Unidos un presidente agresivo, Donald Trump, que, de ‘buenas a primeras’
denunciara que este tratado era injusto para los norteamericanos; que si había
desempleo en su país, era porque los inversionistas habían optado por impulsar
el desarrollo económico de México. Así se la pasó durante su campaña política
en pos de la presidencia de EU.
Ya como presidente, Donald Trump bajó el
perfil de sus declaraciones en contra del TLCAN y de México, especialmente en
lo que se refiere a la construcción de un muro en la frontera entre México y
EU. Su actitud era distinta que como candidato. Comisionó a los secretarios de
Estado y de Comercio, así como del Departamento de Agricultura, para entrar en
contacto con el Gobierno de México, a fin de precisar los términos de una
re-negociación de la relación comercial de las tres naciones.
La relación comercial entre México y
Estados Unidos, es de grandes dimensiones. Baste señalar que el 80 por ciento
de las exportaciones mexicanas, corresponde a Estados Unidos, y en cuanto a
importaciones, también se da el mismo porcentaje del 80 por ciento. Se trata de
un comercio que beneficia a las dos naciones. Los vecinos del norte están
convencidos de que no podrán encontrar, sobre todo en la época invernal,
hortalizas, flores, frutas tropicales, pescados y mariscos, más frescos y
económicos, que en México.
El mismo mecanismo se da entre los
mexicanos. Aunque no de la mejor calidad, nos llegan alimentos cárnicos
congelados, leche en polvo descremada, carne de res, cerdo y pollo –en estos tres últimos se trata de
despojos—y en ocasiones huevo, lo mismo que granos como maíz, trigo, frijol,
soya y arroz.
Seguramente que el presidente Trump se
asustó porque la balanza comercial mexicana, pasara de un déficit de más de 3
mil millones de dólares anuales, a un superávit en su balanza, del orden de 64
mil millones de dólares en 2016. Se nota que lo único que persigue el
mandatario norteamericano, es cancelar y revertir ese déficit. Esta idea ha
llegado al grado de la obsesión.
No se explica cómo un país en desarrollo
–es el caso de México—tenga un superávit en su balanza comercial, y uno
desarrollado, Estados Unidos, un déficit en su relación con nuestro país. Sí,
pero hay muchas cosas que marcan la diferencia: primero, en Estados Unidos
trabajan más de 5 millones de mexicanos que envían remesas a sus familiares por
alrededor de 24 mil millones de dólares anuales.
Eso es producto de su trabajo; no es un
regalo. Por otra parte, los trabajadores migrantes mexicanos generan impuestos
que oscilan entren 11 mil y 12 mil millones de dólares anuales, y que
contribuyen con el 8 por ciento de la captación fiscal norteamericana.
En segundo lugar, la paridad monetaria
entre peso y dólar, es de un promedio de 18 por uno. En el momento de inicio
del TLCAN, la paridad era de 3.11 por uno.
El señor Trump debió enterarse seguramente
después de sus primeras declaraciones que, seis estados norteamericanos
ubicados en la parte central de EU, practican la agricultura con el propósito
de vender maíz, trigo, frijol y soya, a México, y que un total de 30 de los 51
estados de Norteamérica, venden determinadas cantidades de alimentos que
comercializan con México.
Hay que señalar que, funcionarios
mexicanos, norteamericanos y canadienses, junto con integrantes de los
respectivos sectores privados de las tres naciones, iniciaron ya la primera
ronda de negociaciones en el contexto de revisión de los términos de
intercambio comercial en el marco del Tratado de Libre Comercio con Estados
Unidos y Canadá.
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