Chiapas desde el
Senado/ Zoé Robledo
Comunicado.
El fin de semana
pasado miles de mujeres marcharon, aquí en Tuxtla y en muchos otros sitios
de nuestro país. para demandar un alto a la violencia de género.
Hoy, cuando tantas
cosas en el mundo han cambiado, cuando es posible conversar con alguien a miles
de kilómetros de distancia, cuando el hombre planea misiones a Marte y al mismo
tiempo se han descubierto subpartículas de dimensiones nunca imaginadas, es tiempo
también tal vez, para cuestionar algunas otras cosas que han venido siendo de
una cierta manera pero que es tiempo de que empiecen a transformarse.
Es momento de que
los hombres, los varones, nos cuestionemos la serie de privilegios con los que
nacemos, crecemos y nos desenvolvemos en los diferentes espacios públicos y
privados; hoy, en medio de esta ola morada, reflexiono sobre mis propios
privilegios y la urgente necesidad de promover políticas públicas que nos
lleven a lograr la igualdad de género.
La idea es simple
y también muy contundente: México puede avanzar en diferentes ámbitos, salud,
educación, caminos o respeto al voto, pero NO habrá democracia plena sin
mujeres. No habrá democracia plena sin igualdad de género, no habrá democracia
plena si antes no erradicamos todos los privilegios de que gozamos los hombres,
ni tampoco habrá democracia plena sin antes erradicar también el miedo y la
violencia en la que viven cada día las mujeres de nuestro país, las que
marcharon el domingo pasado, las que se solidarizaron desde su casa o su
trabajo, las que viven pensando que la violencia y el acoso son lo normal. No
habrá democracia plena si no reconocemos todas las historias de mujeres muertas
violentamente a manos de su esposo, su novio, o cualquier otro. Es una deuda
por cubrir, es otra gran pendiente en nuestra agenda chiapaneca.
He podido leer de
las historias y de las cifras compartidas a lo largo de estos días
por Cynthia, Gabriela, Mireya, Sandra y muchas otras y debo decir
que de verdad me estremezco, me horrorizo y me preocupo, y por eso, hoy
también, me comprometo.
Hoy hago un
compromiso para cambiar mi perspectiva personal de la masculinidad, porque hoy
tengo una esposa y una hija. Tengo compañeras y amigas y hoy hago conciencia de
la profunda gravedad de este problema: nunca más una sociedad desigual dominada
y violentada por nosotros los varones: Urge construir una sociedad de iguales.
De pares. De semejantes.
Construyamos una
sociedad donde quepamos todos, sin privilegios y si violencia. Hoy me
comprometo públicamente a transformar mis lecturas y mis acciones
cotidianas de mi masculinidad y mi trato con las mujeres, y a trabajar desde el
Senado para abonar a la igualdad de género, a una sociedad sin machismo y a una
sociedad sin violencia de género.
#EmpecemosYa
*El
autor es Senador de la República por Chiapas
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